... en un país muy lejano, una mujercita que se sabía jóven, bella, simpática y graciosa, que, según ella, tenía todo lo que cualquier hombre podría desear, y que, según sus amigas, se merecía un príncipe azul que la amara al punto de estar dispuesto a todo por ella.
Pero entonces... despertaste. Claro: todas nos sentimos una síntesis de Cenicienta y Lois Lane, es el precio que pagamos por vivir en esta época postmoderna, y pese a que el mundo está lleno de hombres, nos empeñamos en búscar al Príncipe Encantador.
¿No estás cansada de toparte con patanes? Otra desventaja de estos tiempos liberales: parece que el sexo libre es carta blanca para que los hombres anden como abejitas de flor en flor. Y nosotras (¡maldita sea!), parece que estamos genéticamente impedidas para disociar amor y sexo.
Por eso, yo ya me cansé de buscar al príncipe azul: de menos quieno a un hombre que no le tema al compromiso, con todo y el estado de cuenta de mis tarjetas de crédito...
Pero entonces... despertaste. Claro: todas nos sentimos una síntesis de Cenicienta y Lois Lane, es el precio que pagamos por vivir en esta época postmoderna, y pese a que el mundo está lleno de hombres, nos empeñamos en búscar al Príncipe Encantador.
¿No estás cansada de toparte con patanes? Otra desventaja de estos tiempos liberales: parece que el sexo libre es carta blanca para que los hombres anden como abejitas de flor en flor. Y nosotras (¡maldita sea!), parece que estamos genéticamente impedidas para disociar amor y sexo.
Por eso, yo ya me cansé de buscar al príncipe azul: de menos quieno a un hombre que no le tema al compromiso, con todo y el estado de cuenta de mis tarjetas de crédito...
1 comentario:
Bueno, te iba a decir que el matrimonio no es el estado perfecto de la mujer (ni del hombre),pero entonces no te estaria leyendo. Tu tienes tus razones. Te deseo suerte y espero no verte despues en un blog de esposas indiferentes ya no digamos desesperadas.
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